Mientras en Occidente la invasión de los bárbaros terminó con la unidad política, en Oriente, el Imperio Romano se mantuvo intacto y sobrevivió durante mil años más. Constantinopla, su capital, emplazada en la antigua colonia griega de Bizancio, contaba con una excelente situación económica que le permitió mantener un ejército bien dotado y una administración eficaz. Con estos elementos consiguió superar y desviar los ataques exteriores.
La historia del Imperio Romano de Oriente comenzó en el año 395, cuando Teodosio el Grande dividió el imperio entre sus dos hijos, y a Arcadio le asignó el Bizantino. En el siglo VI surgió un emperador que soñó con unificar el Imperio Romano Antiguo y dedicó sus esfuerzos a lograrlo.
En el siguiente documental podéis ver cuál fue la evolución del Imperio Bizantino desde sus orígenes hasta 1453 cuando su capital, Constantinopla, fue conquistada por los Turcos. Siendo así la fecha que pone fin a mil años de existencia del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino.
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